Literatura comparada

Aquella mañana se despertó convertido en un horrible insecto

Así comienzan las mañanas de muchos jóvenes el primer día del fin de semana, de la misma forma abstracta en la que Franz Kafka pretendía mostrarnos las carencias de la sociedad de su época. Y es que es evidente que la resaca puede sacar lo peor de nosotros mismos, sin embargo, en el caso que nos ocupa la sociedad no te aisla, sino que te aplaude.

Comienza el curso universitario y con él, las botellonas, barriladas, y todo tipo de festejos empapados en alcohol a lo que siguen los daños colaterales de la borrachera.

Muchas veces resulta divertido…hasta que te levantas. Inmediatamente reseteas y escrutas en tu memoria para ver qué puedes salvar de nueve horas de fiesta ininterrumpidas, de lo que resuelves que formateaste el disco duro antes de ir a la cama.

No pasa nada, tienes un smartphone, habrás hecho fotos. Pues no… Bueno siempre quedará el Whatsapp y la tarifa plana, qué pena que todos sigan dormidos.

Te hueles lo peor, tu boca. Casi te dá pánico ir al baño a cepillarte. Sólo Dios sabe lo que puedes encontrar ahí dentro. Por una vez, vas a salir victorioso de esta batalla a pesar de observar tras lavarte los dientes el lavabo y preguntarte «¿Cogí el cepillo o la Gillete?». Aún asi comienza a crecer tú autoestima.

De repente, recuerdas algo inusual que viste al salir de tu habitación (cuando esta sea la tuya) y a lo que no prestaste atención. Efectivamente, toda expectativa de éxito se hunde, aquella mañana te despertaste junto a otro horrible insecto.

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